La impresión 3D convencional implica la construcción de un objeto desde abajo, capa por capa, a través de un proceso conocido como fabricación aditiva.
Es efectivo, pero también bastante tedioso y la resolución, o nivel de detalle, normalmente no es tan grande.
Esta nueva técnica se basa en los principios de la tomografía.
Comienza con una cubeta de líquido transparente – ya sea plástico líquido o un gel biológico, dependiendo de la salida deseada – que se inserta en la impresora. Comienza a girar y, «casi como por arte de magia», el objeto comienza a aparecer en el recipiente.
«Se utiliza un láser para endurecer el líquido en la cuba a través de un proceso llamado polimerización y dependiendo de lo que estemos construyendo, usamos algoritmos para calcular exactamente dónde necesitamos dirigir los rayos, desde qué ángulos y a qué dosis.»
Damien Loterie | CEO de Readily3D @EPFL
En la actualidad, la nueva técnica puede hacer objetos de dos centímetros con una precisión de 80 micrómetros, o el diámetro del cabello.
En el futuro, sin embargo, esperan poder imprimir estructuras de hasta 15 centímetros.
Loading…