España, Francia y ahora el Reino Unido han introducido su impuesto de servicios digitales para la «Gran Tecnología», en un esfuerzo por abordar las preocupaciones sobre las empresas multinacionales que evitan los impuestos.
El Reino Unido ha anunciado que a partir de abril, gravará los ingresos obtenidos de los servicios digitales que «obtengan valor» de los usuarios del Reino Unido.
El Impuesto sobre Servicios Digitales (DST) se aplicará a las empresas multinacionales que registren ingresos de 500 millones de libras esterlinas (543 millones de euros) anuales, pero sólo si 25 millones de libras esterlinas (27 millones de euros) de ese importe proceden de los usuarios del Reino Unido.
El Reino Unido quiere gravar esta última parte con una tasa del 2%.
El HMRC gastará 8 millones de libras esterlinas para desarrollar el sistema y los procesos informáticos necesarios para supervisar y administrar el impuesto recién introducido.
Se puede decir que la decisión afectará desproporcionadamente a las empresas con sede en los Estados Unidos, lo que sin duda aumentará las tensiones entre ambos países.
En una reunión en Davos en enero, el «tesorero» de USA, Steven Mnuchin insinuó que un impuesto sobre las exportaciones de automóviles del Reino Unido es un resultado muy probable para el DST.
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